Arts for the 21st Century

Baldío

“Nunca hubiera creído que la muerte se llevara a tantos”

  1. S. Eliot

Cuando despertó la pandemia todavía seguía ahí

y recordó el cuento de Monterroso

con algo de ironía con algo de pavor

Durante los días anteriores tuvo varias pesadillas

pero ninguna comparada con ésta

Como toda persona letrada

rememoró La peste de Camus  El año de la peste de Dafoe

y En las montañas de la locura de Lovecraft

en la versión cinematográfica de Carpenter

o los films directamente virales como Contagio de Soderbergh

o Pandemia nuestra antesala al infierno

aunque por alguna razón

le resonaba con mucha fuerza

El hundimiento del Titanic de Hans Magnus Enzensberger

esa metáfora de la modernidad ostentosa

un barco monstruoso

petrificado en el fondo de los mares

A su juicio la proliferación del virus

expandiéndose por el mundillo de la especie humana

dejando su marca afiebrada en tarjetas monedas mejillas

administrando la vida y la muerte en los hospitales

fuera de la biovigilancia y el control

era solo un aviso de lo que vendría

cuando la utopía de la comunidad inmune

fantaseada por el nuevo sujeto del tecno patriarcado

se convirtiera en el reality show más espectacular de las últimas décadas

un desfile de fantasmas con mascarilla

sin manos sin labios sin lengua sin rostro casi sin piel

los nuevos intocables de una secta  invisible

que dejan mensajes en aparatos que nadie escucha

sin cuerpo apenas una prótesis cibernética

apenas una máscara entre otras máscaras

un tapabocas que te obliga a callar

con diferentes diseños para mantener la desigualdad social

más allá de las imágenes cinematográficas

del zorro el jinete enmascarado o el enmascarado de plata

del dúo dinámico batman y robin

fuera del imperio fuera de la performance teatral

apenas un código una casilla en la nube una sombra

no se reúnen con nadie no tienen carne

su domicilio es amazon facebook instagram

una partícula de ser humano consumiéndose a si mismo

en la soledad de un estado de excepción permanente

de cuerpos abducidos atemorizados encapsulados

¿Para siempre?

Cuando despertó pensando en el monstruo

pero también imaginando otro lugar ciudad

otro planeta donde fuéramos todos inmunes

sin cuerpos abyectos y extraños ni fronteras ni muros

si dio cuenta y por el resto de sus días

que el pensamiento no le servía para despertar

fuera de su casa del miedo (al) ajeno

para salir del encierro de su dormitorio

de la segunda dermis con sus guantes esterilizados

el temor a hacernos virales

si tocamos la puerta la basura la bolsa del pan

la saliva que sale de los labios amados

sonidos partículas vivas ventosas que se adhieren

a nuestros pulmones el temor

flotando de una garganta a otra sobrepasando

las barreras migratorias la vigilancia

digital y el flujo del capital

¿O es sólo la metáfora de otro texto mayor?

¿A quiénes dejaremos morir?

¿A los más pobres?

¿A los viejos con sus enfermedades primarias?

¿A las mujeres golpeadas maltratadas asesinadas?

¿A los aborígenes exiliados de todas la tierras?

¿A los inmigrantes hacinados en barrios de la periferia?

¿A los marginales escondidos en sus carpas de cartòn?

¿A los nuevos zombies sin rumbo vagando por las calles solitarias

de las ciudades del mundo?

Despertó y se dio cuenta del espectáculo

de la dramaturgia de la muerte

los caídos ya no pueden ser felices o infelices

ni siquiera tienen ataúd o ceremonia del adiós

se quedan casi sin despedirse en medio de la calle

en medio de las cloacas de los mercados semivacíos

ateridos de frío o sudando por la canícula implacable

bajo el hervor creciente de un sol moribundo

multitudes de cuerpos frotándose unos con otros

de carnes podridas y verduras disecadas

exiliados de pueblos y casas sin hogar ni alimento

espectadores sin ojos de su propia doble agonía

probablemente sorprendidos

por esta oscuridad por este desencuentro

no querido ni anhelado

por este pétalo negro de locura

ya inscrito en los libros sagrados

como un recuerdo de los dioses olvidados

o un tic nervioso de la ciencia

la mesurada y correcta tabla de salvación

de la tragedia planetaria

Despertó y se dijo -en eso estamos ahora-

confinados controlados segmentados vigilados

en fin “normalizados” en la micro república de una habitación

en el umbral del afuera y el adentro

en la prisión blanda del metro y medio de distancia

en los tentáculos acomodaticios pero encubiertos del telecontrol

custodiados desde el ciberespacio

para que sigamos siendo los consumidores dóciles

que soñaron que fuéramos

tele alimentados todos

Estamos

en la batalla de Chile la batalla de Santiago

la batalla del Universo “estamos en una guerra señores”

y hay que ganarla aunque perdamos

varios millones de ¨clientes¨ desbancados del mapa global

invisibilizados en la televisión y los celulares

donde los muertos como antes los desaparecidos

no tienen consistencia

para el espectáculo aséptico de todos los días

somos un número una cantidad una ficha escamoteada

de la vista de parientes y amigos

a perpetuidad

aunque él piensa

no hay ninguna batalla que ganar o perder

el virus es un dinosaurio una pesadilla un sueño

una verdad que siempre estuvo allí

y no tiene la culpa

de nuestra insoportable levedad de existir

de nuestra pretenciosa manera de mirarnos

sin vernos la cara

y de encerrarnos en la pesadez del miedo

para vigilar prohibir castigar

lucha donde Tanatos desplazó a Eros

hasta nuevo aviso

Así es como la tierra se convirtió en una gran cárcel

algunos nos encerramos en los rincones de casas o pernoctamos

en otros lugares donde murallas y techos reducen nuestra mirada

anclados a un presente interminable

mientras una multitud de seres extraños sale de las alcantarillas

y vaga por las calles sin rumbo como mutantes exiliados

de las redes las pantallas los medios de comunicación

como residuos en tránsito virus del virus

también eliminados del porvenir

que no está disponible que no les pertenece

¿Qué nos espera?

¿Cuándo será la próxima pandemia?

¿un planeta sin agua ni alimentos el baldío irreversible?

¿la radiación la guerra?  ¿el frío y el calor recargado?

¿el fin de todas las predicciones

el auto exterminio total?

¿Mutaremos?

Mientras tanto

el día venidero se nos escapa y desaparece

en nuestra sociedad sin orificios

en medio de nuestra disposición al aburrimiento

(midiendo los pasos rumiando el desempleo

acallando los gritos destemplados temiendo el sonido del timbre)

Yo tú nosotros ellas en la jaula invisible monstruos todos

saliendo de la pesadilla convertidos ahora en lo espeluznante

“apretando nuestros ojos sin párpados esperando que llamen a la puerta”

las ovejas negras abandonadas en la cuneta

de la autopista de la globalización

el tumor que se expande el tejido podrido

que se filtra de la tierra una y otra vez

invadiendo los campos y las ciudades

para desandar

el camino de la especie

 (12 de mayo 2020)